Cómo conseguir el certificado energético, de la A a la G

Si consultamos el gasto energético de un frigorífico antes de llevarlo a casa, cuánto más útil será tener en cuenta los consumos de agua, electricidad o gas antes de alquilar o adquirir una vivienda. A partir del 1 de junio, además de útil será obligatorio. Quien piense en arrendar, comprar o vender un inmueble debe incluir en su carpeta en cuenta un papel más: el certificado energético. Este documento aporta información objetiva sobre el gasto energético de la construcción.

Lo emiten una serie de técnicos autorizados y ha de figurar en el registro oficial de cada comunidad autónoma, cuyos técnicos se encargarán de comprobar si la evaluación otorgada por el profesional es la correcta y de imponer sanciones que van de los 300 a los 6.000 euros en los casos de que se detecten fraudes.

Aunque la calificación energética de las viviendas ya forma parte de los anuncios inmobiliarios de otros países europeos, como Francia o Alemania, este nuevo documento despierta numerosas dudas y algunos recelos. Estas son algunas de las cuestiones planteadas con más frecuencia, tanto por parte de los propietarios de las viviendas como por los interesados en alquilarlas o comprarlas.

¿Cómo puedo obtener el certificado? El propietario debe elegir un técnico competente que examine el inmueble y establezca la calificación energética. Aunque el Real Decreto 235/2013, de 5 de abril, dejó el abanico de profesionales abierto, dentro de ellos se incluyen los aparejadores, arquitectos e ingenieros.

Potenciará la rehabilitación y tendrá que renovarse cada diez años

¿Cuánto costará? Se calcula que en torno a los 200 euros para un piso de unos 90 metros cuadrados, aunque los precios irán ajustándose según el mercado. Pocos días antes de entrar en vigor, se están lanzando ofertas desde 89 euros.

¿Cuánto tiempo durará? Tiene una validez de 10 años y pasado ese tiempo habrá que renovarlo.

¿Qué incluye este documento? La etiqueta de calificación energética, que se representa con una escala de siete letras, de la A a la G, y es muy similar a la que se encuentra en aparatos domésticos como hornos o friegaplatos. Estas letras cuantifican el consumo de energía, de menos a más, necesario para el funcionamiento ordinario. Contemplan el gasto en calefacción, agua caliente sanitaria, refrigeración… En el informe el técnico también incluye una serie de propuestas para mejorar la eficiencia energética, pero no son obligatorias, se dan a modo de información.

¿Qué se pretende con este registro? Que el certificado sirva para tomar las decisiones de compra o alquiler de forma que se favorezca la promoción de inmuebles con alta eficiencia energética, que suelen coincidir con los nuevos, la rehabilitación y las inversiones en ahorro de energía en los más antiguos.

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